UN ALTO EN EL CAMINIO

Dr. Carlos G. Jaime M.

LA DIÁSPORA VENEZOLANA.

Hace unos días Paulina Gamus publicó sus reflexiones sobre la diáspora venezolana haciendo una analogía

con la judía, ya que generalmente cuando hablamos de este fenómeno, nos referimos a el como si hubiese

sido uno solo, pero al leer con cuidado el antiguo testamento, nos daremos cuenta que fueron varios los

éxodos, que por cierto también lo describe magistralmente y con rigurosidad científico-histórica, Isaac

Asimov, en su libro” Guía de la santa biblia”, recomendándole a los exégetas, su lectura

De modo que la diáspora venezolana tiene varias etapas:

la primera se inicia cuando el iluminado de Sabaneta toma el poder, y apoyado en su carisma y especiales

circunstancias del momento, aprovechando el sentimiento antipolítico de entonces; un buen grupo de

empresarios barruntaron lo que se les venía encima, y aprovechando la bonanza económica de aquel

momento tomaron sus macundales, y se largaron a reiniciar sus empresas en otros países, ya que muchos

de ellos tenían visa americana y/o pasaporte de la comunidad económica europea.

La segunda estuvo constituida por los petroleros y sus familias expulsados en la forma más brutal y ridícula

que se ha visto, en un programa televisado bajo el ruido de un pito deportivo, en franca demostración de

burda cultura castrense de la que hacía gala el llanero, entusiasmado con el aplauso de obsecuentes

seguidores. Esta diáspora estuvo compuesta por profesionales, técnicos y obreros de muy alta calificación,

que les permitió integrarse rápidamente en compañías petroleras de las naciones a las que emigraron,

mejorándolas y haciéndolas mucho más productivas incluso, como pasó como por ejemplo, con la

industria petrolera colombiana

La tercera se produjo ya en los años 2016, 17 y 18, integrada en su mayoría por profesionales, técnicos

y/o artesanos que se dirigieron al sur pasando por Colombia algunos por vía aérea, buena parte de ellos

utilizando transporte terrestre, pero como tenían buena preparación profesional y/o técnica que les

otorgaba buenas credenciales, se insertaron sin mayores dificultades en la economía de los países del sur

a donde llegaron a establecerse. Ejemplo de ello ha sido el personal médico y paramédico reconocido por

una senadora chilena, que agradeció públicamente el bagaje cultural y científico aportado a la salud de

ese país.

La cuarta ola compuesta de gente humilde sin mayor preparación desesperada por no tener medios de

subsistencia, esta vez viajaron increíblemente a pie, hazaña que algunos fablistanes aficionados a la

historia hicieron analogía con el periplo del ejército venezolano en la guerra de independencia, y esto lo

pudimos constatar los que vivimos en la frontera, viendo con indignación como eran víctimas del

matraqueo por los cuerpos de seguridad, que con la mayor desfachatez instalaron hasta unas 20 alcabalas

en el trayecto de San Cristóbal a San Antonio del Táchira, ruta que transitaron muchos provenientes del

oriente y centro del país.

Estos “toderos”, como por lo general se denominan aquellos que se avientan a cualquier tarea en base a

empírica experiencia, algunos de ellos pudieron insertarse medianamente en la economía del sitio en

donde se asentaron, y otros que no tuvieron con esa mezquina suerte, se vieron obligados a la buhonería

o a la mendicidad.

El problema se presentó con la quinta diáspora, conformada por elementos pertenecientes a bandas

criminales del centro del país, que según algunos analistas políticos fueron impulsadas a migrar por el

régimen, muchos de ellos apadrinados y armados por altos funcionarios bajo la absurda premisa que les

garantizaran su seguridad en caso de una insurrección social. Según otros, porque el deterioro económico

no les permitió seguir lucrándose a través del robo y la extorsión, por lo que, muchos de los integrantes

de estas bandas migraron a Colombia y luego a naciones del cono sur, incrementando la violencia y

criminalidad en esas regiones, dejando muy mal parado al gentilicio venezolano de probada laboriosidad

y honestidad, aunque al parecer estas virtudes como que también están desapareciendo.

Esta oleada migratoria de facinerosos puso en alerta a las autoridades policiales de esos países, y el mayor

daño que han hecho ha sido provocar el desprestigio del apelativo venezolano, y peor aún; porque en

algunas de estas poblaciones existe un soterrado sentimiento de rencor ancestral, por causa de los

desmanes que cometieron los militares nuestros en tiempo de la guerra de la independencia, y si no,

pregunten a peruanos y pastusos.

Esa guerra no fue como la describieron Eduardo Blanco en su “Venezuela heroica”, o Uslar Pietri en sus

“Lanzas coloradas”, sino que por el contrario fue una guerra violenta y brutal que cobró miles de víctimas

inocentes, quedando rencor asolapado en el código genético. Todo este desprestigio a todo lo que huela

a venezolano, ha sido acicateado por algunos políticos y la prensa obsecuente, como se está viendo en el

Perú por ejemplo.

El efecto colateral de esta situación es que el volumen migratorio va “in crecendo”, y así vemos grupos de

paisanos cruzando arriesgadamente varios países, unos para llegar al “american dream”, y otros para

donde fuese con tal de abandonar su lar nativo, como se ha podido constatar en los noticieros,

informando de la triste y dolorosa situación de nuestros connacionales pasando las de Caín.

Es así como se les ha visto cruzando la selva del Darién siendo víctimas de violaciones, robos, asesinatos,

y exponiéndose a ahogarse en ríos, o también exponiéndose a sufrir lesiones graves en accidentes de

tránsito como pasó recientemente en el desbarrancamiento de un bus yendo de Panamá a Costa Rica.

Otros varados en la frontera chileno-peruana, y el colmo fue los que murieron en el incendio de un centro

de detención en México, y para completar el cuadro de toda esta tragedia, los arrollados en Texas.

Indiscutiblemente que esta situación tiene sus responsables, porque es evidente que el régimen instalado

con toda su carga de maledicencia sobrevenida por el resentimiento social del nefasto hijo del llano

barines, ha incrementado por la incapacidad de la cuerda de herederos que han magnificado trágicamente

el supuesto legado de este culebrero. Quiera Dios permitirnos la satisfacción de verlos rendir cuentas a la

justicia internacional y nacional, por causa de su despiadado accionar, que ha causado y sigue causando

un genocidio.

Toda esta situación desesperante ha impulsado el éxodo de jóvenes que, al no visualizar un futuro optan

por abandonar el país de sus ancestros buscando una mejor vida, qué conspira con la posibilidad de futura

situación para esta tierra de gracia, expuesta a perder buena parte de las generaciones de relevo, por la

exportación de nuestro talento humano, que va a incidir en una sensible limitación del progreso nacional.

Por ello creo que, sin filosofar demasiado, todo esto ha sido el resultado de una solemne estupidez

colectiva. La de unos al imponer este régimen autocrático justificando la toma del poder para combatir

la corrupción, aunque hay que reconocer se vio en la época democrática, y que no fue más que una

mampara para apoderarse del poder y saquear la res pública, y por otra parte de la mayoría silenciosa

aceptando esta situación como borregos, porque al parecer no han tenido criadillas para rebelarse, a

excepción de nuestros jóvenes que si lo intentaron en el 2014, pero que no fueron seguidos por el resto

de centrales, llaneros y orientales, y ahora estamos sufriendo su falta de coraje.

COLOFÓN: “La diferencia entre la genialidad y la estupidez, es que la primera tiene límites”. Albert Einstein

Sábado 20 de mayo del 2023